Milo, el tiempo es oro

 ¿De vuelta por aquí, no? Vienes muy a menudo, deberías estar acostumbrado a escucharnos hablar. Para hoy tengo preparado un personaje que creo que te va a molar bastante. Lo he construido inspirándome en objetos que tenía por mi casa, lo que hace el aburrimiento...


Objetos utilizados: 

-Campana 

-Tetera y taza 

-Tirantes 

-Cepillo para limpiar 

-Sándwich 

-Libros 

-Reloj 


MILO



TRASFONDO

Su nombre es Milo, tiene 15 años y trabaja de sirviente y aprendiz de relojero en una ciudad retrofuturista. Es delgado y de estatura algo inferior al promedio. Tiene una mala postura, va encorvado y siempre tiene una expresión de cansancio dibujada en su cara. Su piel es bastante pálida al no salir prácticamente del taller, pero está marcada por manchas de aceite, cortes en las manos y una cicatriz en la nariz. Su cabello es rizado, castaño oscuro y cae sobre su frente, se puede ver qué algunos mechones son más largos que otros y que está desnivelado porque se corta su propio pelo para que no le tape los ojos. Tiene una mirada muy abierta e intensa. Viste ropa muy vieja y gastada, una camisa blanca con manchas de distintos colores, chaleco marrón, tirantes, pantalones negros y botas.

Milo vive en Chronetia, una metrópolis colorida y extravagante que combina la estética del art nouveau con tecnologías avanzadas alimentadas por un tipo de energía llamada la relojería cuántica. En esta ciudad existe un gran reloj común en el centro que proporciona energía a todos los relojes de las personas. En casa tienen relojes de pie, pero también existen los de bolsillo recargables, los cuales ayudan a los ciudadanos a poder tener energía portátil. Aunque parece tan moderno y los relojes mecánicos gobiernan cada aspecto de la vida (como el transporte o la comunicación), la sociedad está dividida en dos clases brutalmente separadas. La clase alta controla la tecnología y los medios de producción, gobiernan la ciudad. Y la baja o, llamados despectivamente “chiqueros”, sirve a la clase alta para poder comer cada día. Esos son los suertudos; los que no llegan a tener trabajo viven en la calle hasta que son asesinados por los llamados “limpiafondos” que intentan como su nombre indica “limpiar” la ciudad de todo tipo de mendigo, vagabundo o persona que no parezca que va a aportar nada a la sociedad. Milo es huérfano, ya que sus padres eran extremadamente pobres y vivían en una pequeña casa del barrio más bajo de toda la ciudad. Al cumplir los 5 años, para sus padres ya tenía edad suficiente para trabajar y como era un gasto más, le vendieron como sirviente a un taller de reparación de relojes perteneciente al Maestro Kronn, un genio loco y rico que se ve que oculta muchos secretos. Milo creció como sirviente limpiando el lugar, haciendo la comida, las tareas del hogar y sirviendo a tiempo completo al maestro. Y aunque vive bajo muy estrictas reglas, tiene acceso a las herramientas y libros que alimentan su curiosidad. Siempre se guarda en los bolsillos materiales sobrantes que se va encontrando mientras limpia para ver si consigue reparar algún reloj de bolsillo. Todo esto sucede hasta que su maestro le llama con la campana para que le atienda y le sirva. 


MOTIVACIONES 

No se acuerda de sus padres y el maestro Kronn siempre ha sido muy directo y realista con ese tema, él conoce que sus padres no le querían. Se siente prácticamente atrapado en esa relojería y su única motivación de aprender el funcionamiento de los relojes a escondidas es poder escapar y crear su propio taller para no ser más un esclavo. Milo anhela la libertad, no solo para sí mismo, sino también para todos los "chiqueros", aquellos que como él viven atrapados en la rueda del sistema. La opresión de los pobres y la indiferencia de los ricos le duelen profundamente y espera que algún día vaya algún cambio. 


ARCO NARRATIVO 

Un día mientras está limpiando, Milo encuentra un reloj de bolsillo oculto entre los estantes polvorientos, uno que nunca había visto antes. Al abrirlo, descubre un mecanismo extraño que no solo parece estar roto, sino que emite una energía inusual, una especie de resplandor azul. Se lo guarda en el bolsillo y a la noche lo quiere intentar arreglar. Al manipularlo, emerge una cuarta aguja más gorda que las otras y de color azul que se añade a las que marcan el tiempo. Al moverla dándola vueltas con el dedo un diminuto núcleo de energía sale del reloj, este parece que se expande por toda la casa y en un parpadeo todo el ruido de la ciudad cesa. Las personas se congelan en sus movimientos. El tiempo se ha detenido. Milo empieza a experimentar con la aguja, y se da cuenta de que puede detener el tiempo por breves períodos. Al principio, lo usa para escapar de su vida por un rato, para conseguir momentos de libertad a solas. Pronto se da cuenta de que el tiempo no se detiene para él solo, sino que afecta todo a su alrededor. Aunque puede detener el tiempo y manipularlo, el mundo sigue su curso en la dimensión original, el solamente viaja a una realidad diferente por unos momentos. Un día, al detenerlo por más tiempo del habitual, se ve arrastrado a un lugar extraño, donde encuentra a otros como él, personas que también han detenido el tiempo pero que han sido atrapadas en este mundo paralelo, pero ninguno sabe cómo regresar a su propia realidad. Algunos lo hicieron por razones egoístas, otros buscando una forma de escapar de sus vidas miserables como él. Pero todos comparten una misma realidad, todos sus cuerpos siguen envejeciendo en el mundo real mientras están atrapados en este limbo temporal, además que el tiempo en este lugar pasa muy rápido y 1 día aquí es equivalente a 1 año en el mundo real y cada momento fuera de la línea del tiempo les cuesta parte de su vida. El caso de Milo es distinto al del resto, es el único de ese grupo que aún conserva su reloj ya que los otros no utilizaron un reloj de bolsillo. Es el único que podría tener alguna capacidad de volver pero aun así decide quedarse: aquí no hay pobres ni ricos, ni hambrientos, ni saciados. Su cuerpo en el mundo real se va deteriorando y va envejeciendo cada vez más. Sus compañeros se han vuelto todos locos por pasar tanto tiempo allí. Mientras pasa el tiempo decide qué hacer, si quedarse en el limbo y seguir siendo “libre” a su manera o ayudar a todas las personas que siguen atrapadas. Después de pensarlo durante un rato, con valentía y el poco egocentrismo que tiene, decide ayudar y le empieza a dar vueltas al reloj hasta sobrecargarlo, el reloj explota de golpe y todos se desmayan. Cuando Milo despierta, está de vuelta en el taller de relojes. Sin embargo, todo ha cambiado, y esta es su primera noticia de las consecuencias que tenía ese limbo. El tiempo ha avanzado muchos años desde su partida. Su cuerpo es mucho más viejo y sus manos están temblorosas, pero su mente está intacta. El Maestro Kronn ya no está, ha muerto, dejando el taller en un estado de abandono. Milo se da cuenta que ha perdido la mayoría de su vida para intentar ser libre, y que en el mundo real nada ha cambiado a mejor. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. No existe solución para este problema y Milo cede a las circunstancias, ocupa el puesto de Kronn para el resto de su vida. El tiempo pasa, pero la historia se repite. 




 

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