¿Qué hay de nuevo, viejo?

“¿Qué me pasa, doctor?” Te lo diré yo: que eres inigualable. Cuando pienso en ti solo puedo perderme. Gratamente me ahogaré en mi cerebro recordándote, y entonces soltaré una sonrisa cuando me dé cuenta de que me encuentro completamente encantada por estos pensamientos que has iniciado y ahora llamo propios. Eres una película fascinante que podría ver todos los días.

What’s Up, Doc? es una película de comedia de 1972 dirigida y guionizada por Peter Bogdanovich. Es un “chico conoce a chica” protagonizado por Howard, un hombre recto, aparentemente serio y conducido únicamente por su ambición por la musicología histórica —que además es su oficio— y Judy, una mujer impulsiva, bocazas e impredecible con intenciones que podrían parecer misteriosas, a pesar de ser un libro abierto. Esta comedia no tarda mucho en presentarnos sus hermosas personalidades y la dinámica tan atrayente y a la vez burlesca que deja al espectador tan hipnotizado que no le importa realmente la trama. Pero esto no significa que la trama o la ejecución de esta sea mala, todo lo contrario. Se trata de un subgénero dentro de la comedia denominada coloquialmente (o sea entre mis amigos y yo) “comedia de líos”. En What’s Up, Doc? todo gira alrededor de cuatro maletines idénticos con contenidos completamente diferentes. Si un personaje quiere robar uno de ellos, que si otro quiere proteger sus importantísimos documentos… Una cosa lleva a la otra y terminas, como de costumbre, en una secuencia de persecución que necesita diecinueve días y 32 dobles de acción y especialistas, y un cuarto del presupuesto total de tu película para poder ser grabado. Parece una exageración gastar tanto esfuerzo y un literal millón de dólares en algo así pero cuando ves esos 11 minutos de gloria agradeces el sacrificio de todos los que hicieron posible esta producción.


Puedo estar hablando de esa escena todo el día si así se me pide, y es probable que termine escribiendo sobre ella aun de manera no solicitada. Sin embargo, debo avanzar para adentrarme mejor en lo que hace que esta comedia simplemente funcione: los personajes. Tan adorables y peculiares, tan inocentes y maravillosos, tan psicoanalizables. Si cualquiera ve la película sabiendo lo que sabe y con los ojos que hoy tiene, rápidamente entendería que estos personajes son neurodivergentes. No estaré licenciada en psicología de aquí a un siglo, pero no he podido evitar ver similitudes entre mi potencial diagnóstico de TDAH y ciertas características de Judy. Sabemos que pese a que no domine ninguna materia de la manera que Howard domina la musicología, tiene muchos conocimientos sobre cosas muy variadas. Conocemos la explicación para esto en su trasfondo, que aclara que Judy ha estado cambiando de universidad y carrera constantemente, dando a entender que le cuesta adherirse a una rutina. Es una persona impulsiva hasta el hartazgo, así que podríamos deducir que tiene una conducta hiperactiva. En cuanto a la atención, es clara la falta de esta cuando cualquier personaje le habla directamente, sin importar el tema de la conversación. Siempre parecer buscar hacer algo físicamente mientras habla o escucha, y yo interpreto que sin ese estímulo extra no sería capaz de seguir una función tan básica. Asimismo, le cuesta seguir una conversación de manera seria, acabando casi todos sus diálogos con un chiste.

Por otra parte, Howard parece representar a una persona en el espectro autista, aunque esto lo baso más en las representaciones de personajes autistas que he visto en otras series y películas, que hasta donde yo sé podrían haberme envenenado la mente con estereotipos dañinos. Howard muestra tener problemas para socializar, desde que lo vemos especialmente incómodo conociendo a Judy hasta cuando le observamos en su reunión laboral. Aun así, a los personajes que le rodean no parecen molestarle esta actitud ni le dan ninguna importancia, solo quieren hablar con él porque es genuinamente un hombre interesante. Durante su mareante primer encuentro con Judy, muestra algo de agresividad que contrasta con su pasivo carácter, lo cual se puede interpretar como un típico síntoma en aquellos individuos en el espectro autista, la dificultad para transmitir sus sentimientos al receptor.  Otra característica que hace insinuar a la audiencia es su tono robótico e uniforme en la voz, además de su postura idéntica de escena a escena. En concreto una peculiaridad de su personaje llama la atención por lo relacionada que está con el autismo: la repetición de palabras. Tanto sus propias palabras como las que otros personajes le dirigen, Howard las suele repetir, y esto equivale a un síntoma llamado ecolalia.  Por último y más importante, su extremadamente específica fijación por las formaciones rocosas y el sonido que estas provocan podría relacionarse con el concepto de hiperconcentración, que suele ser un síntoma del TDAH y del trastorno del espectro autista.

Esos dos últimos párrafos son conocidos en periodismo como un “peñazo de los gordos” porque cada lector nota que seguramente el escritor se ha enrollado en un tema sabiendo muy bien que es pura especulación. Solo haría falta que el director, alguna vez, en alguna entrevista, haya dado alguna respuesta a alguna pregunta que indica claramente que los personajes no estaban escritos así adrede y se me caería toda la teoría. De hecho, no necesito esta hipotética entrevista que me lo confirme, ya que es una película del 72, que ya es lo suficientemente vieja, pero, además, es una peli con grandes inspiraciones en las comedias y dibujos animados de los años 20 a 40. Así que sería incorrecto decir que el guionista pretendía dar una representación a estos trastornos en su película, pero puede que se basara en personajes que a su vez se basaron en personas que a lo mejor tenían un déficit de atención o se situaban en el espectro autista. Sea eso cierto o no, espero que esta reflexión haya abierto el ojo del espectador de cara a ver esta obra de arte.

 

Ahora que estás en el Videopub, dándole mil vueltas en la cabeza a un filme que parece tan simple, ¿por qué no te tomas un trago refrescante y energizante? Como hubiese querido Judy, te prepararé un cóctel al estilo de Bugs Bunny llamado "¿Qué hay de nuevo, viejo?". Estos son los ingredientes:

 3 cucharadas de vodka

3 cucharadas de zumo de zanahoria

3 cucharadas de zumo de naranja

Media cucharada de sirope de gengibre

Media cucharada de zumo de lima

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