Vampiric Ecstasy

Antes de empezar me gustaría dar una pequeña advertencia: No leas esta crítica si no te sientes comod@ con las películas gore o las drogas.




El mayor representante estadounidense del splatterpunk moderno regresó en 2019 con 2 películas en su manga tras Almost Human (Joe Begos, 2013) y The Mind's Eye (Joe Begos, 2015) para revolucionar el cine de terror de serie B. Estas películas fueron VFW (Joe Begos, 2019) y Bliss (Joe Begos, 2019), splatterfests llenos de gore, acción, rock-electrónico y luces neón; un placer para aficionados del género.

VFW y Bliss
La película que más me gustó de las ya mencionadas fue Bliss, es por eso que el día de hoy me gustaría hablar de ella, dar una pequeña retrospectiva sobre los splatterpunks modernos y explicar por qué considero que es una obra maestra contemporánea.

Pero antes de empezar hay que responder una simple pregunta, ¿qué es el splatterpunk?
El splatterpunk es un subgénero cinematográfico y sobre todo literario que apareció en los años 80 y se caracterizaba por enfocarse en la violencia gráfica (el termino splatter viene del sonido que hace la sangre al caer) y el horror con temática punk.

Las obras splatterpunk suelen presentar escenas explícitas de violencia, tortura y mutilación, con una atención meticulosa a los detalles más gráficos y grotescos. Lo único que busca el subgénero es impactar al espectador a través de las descripciones, generar adrenalina en las personas interesadas e incluso realizar críticas sociales y políticas, normalmente asociados con la censura. Suena raro, sí, pero al final del día lo importante es verlo desde un punto de vista artístico.

Algunos ejemplos de representantes del splatterpunk en los 80 eran, por ejemplo, The Toxic Avenger (Lloyd Kaufman y Michael Herz, 1984), Re-Animator (Stuart Gordon, 1985), Street Trash (J. Michael Muro, 1987), The Driller Killer (Abel Ferrara, 1979), etc.
Sin embargo, como todos sabemos, los subgéneros nunca mueren, y siempre es posible traerlos a la vida mediante cualquier tipo de obra. Es por eso que el splatterpunk aún sigue vivo, pero dentro de las profundidades del cine indie que solo podríamos encontrar en plataformas como Filmin en España o Shudder en Estados Unidos. Algunos ejemplos modernos de películas splatterpunk conocidas serían: Mandy (Panos Cosmatos, 2018), Green Room (Jeremy Saulnier, 2015), Terrifier (Damien Leone, 2016), Hobo With a Shotgun (Jason Eisener, 2011), Ichi the Killer (Takashii Mike, 2001), etc.

Green Room, Ichi the Killer y Mandy

Ahora, hablemos sobre Bliss. Bliss cuenta la historia de Dezzy, una artista que lucha por encontrar la inspiración para terminar su último trabajo, un cuadro que considera una obra maestra sin terminar y con el que pagará todas las deudas que debe. Desesperada por superar su bloqueo creativo, Dezzy prueba una nueva droga experimental llamada "bliss", con la cual entra en una especie de trance alucinatorio que desata sus instintos más violentos y con la que sin darse cuenta avanza positivamente con su cuadro, eso sí, utilizando la sangre de las personas a las que asesinó durante el trance, como si fuera una especie de vampiro artístico.

La película utiliza una música electrónica psicodélica y una cinematografía frenética a su favor para hacerte sentir igual de confusa y perdida que Dezzy durante sus trances, algo que consigue a la perfección mientras utiliza luces neón por doquier para aprovechar la oscuridad y así crear un ambiente neo-gótico que consigue ponerte los pelos de punta. Joe Begos es un maestro a la hora de transmitir sensaciones al espectador, y mediante Bliss consigue crear una experiencia difícil de olvidar, como si de una bomba en tu coche se tratara, estás constantemente experimentando adrenalina pura mientras deseas que tu pesadilla se acabe hasta que ese fotograma de "THE END" aparezca en la pantalla.

Como todos los artistas incomprendidos, los que aspiramos a ser directores de cine nos podemos sentir altamente representados con el descenso a la locura de Dezzy, ya que todos buscamos esa pequeña fuente de inspiración fiable que nos permita crear una obra que pueda alzar nuestro asiento en un mundo repleto de personas con las mismas aspiraciones que nosotros. Es ese miedo a ser olvidado el que lleva a nuestra protagonista a dar un paso al frente sin ser consciente y caer desde el acantilado que era su zona de confort para terminal en una espiral de sexo, drogas y vísceras, donde ya no importa si lo que tenemos en nuestras manos es un pincel o las células rojas de una persona, con tal de terminar nuestro magnum opus.

A continuación estará la receta del Vampiric Ecstasy, un dulce cóctel con un aspecto rojizo que recuerda a la sangre para que puedas sentirte como la protagonista de la película.

-1 1/2 oz de vodka
-1/2 oz de licor de frambuesa
-1/2 oz de licor de melocotón
-1/2 oz de granadina
-1 rodaja de naranja sanguina

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