La mangaka que crece en sus viñetas

        Hay una cosa (en verdad varias) que diferencia a los cómics del resto de medios artísticos: el exagerado autoinsert, y no me refiero solo a que los dibujantes se proyecten demasiado en sus personajes, sino a que narran directamente su propia vida. Por alguna razón hay una enorme cantidad de tebeos en los que los autores son los mismos protagonistas, si lo comparamos con otros medios como el cine, en el que rara vez hay una película como Adaptation (Spike Jonze, 2002) en la que el guionista es al mismo tiempo el protagonista, las novelas gráficas tienen un número exagerado de ejemplos: Maus (Art Spiegelman, 1986), todo lo que dibuja Zerocalcare, Odio (Peter Bagge, 1990), la obra maestra que es Persépolis (Marjane Satrapi, 2000), etc. Tengo varias teorías del porqué esto es así, todas estas relacionadas con la extensa tradición que tienen los ilustradores de representarse con un avatar (Fujimoto por ejemplo se dibuja como Pochita), con como la mayoría de estos los suele hacer una única persona, y con la baja reputación que tenía este medio que les permitía a sus autores más libertad al no tener que acoplarse a un “estándar de calidad”.

En este ensayo (si se le puede llamar así) me gustaría introducirte a la que yo considero una de las mejores mangakas que han existido, y la persona que más domina esta clase de historias, Kabi Nagata.



Kabi Nagata es una dibujante de manga que empezó a ganarse la atención del público con su webcomic (¿Existe el termino webmanga?) Mi experiencia lesbiana con la soledad (2016), un manga imprescindible, el cual no solo fue el primero que llegó a publicar en físico, sino que además definió su estilo. En este, Kabi nos cuenta un poco cómo es su vida, y en concreto el porqué no es feliz: los problemas con sus padres, la soledad que siente a todas horas, su sexualidad reprimida, o la baja autoestima que tiene y cómo la refleja en lo mal que trata a su cuerpo, degenerando en problemas de anorexia y tricotilomanía. Todos estos son temas recurrentes en su obra. Obviamente no solo destaca por el cómo habla con total soltura de estos problemas tan sensibles y tabú que ella sufre, también es la forma, ya que su estilo es muy particular, lo único que dibuja son metáforas con las que intenta explicar sus sentimientos y situación. Además, ese trazo sucio pero encantador que tienen sus dibujos, junto a ese color rosa que tanto la caracteriza la hace única y apasionante de leer.



Tras su primer éxito, Kabi continuó escribiendo sobre su vida y sus problemas, cada libro teniendo una temática concreta, como su batalla contra el alcoholismo en My Alcoholic Escape from Reality (2021), su ineptitud en el amor y la historia de cómo descubrió que quería ser amada en Guerrera errante (2022), o su búsqueda por la independencia y el superar los traumas que tiene por sus padres en todos los tomos de Diario de intercambio conmigo misma (2018). Todos estos mangas son espectaculares, siendo mis favoritos los de Diario de intercambio conmigo misma, y claro, en ellos no se corta un pelo contando sus penurias y pensamientos más controvertidos. Debido a esto, es normal que en las portadas de sus mangas, Kabi se suela mostrar sin ropa, ya que lo que lees, al fin y al cabo, es su yo más intimo, su alma al desnudo.



Pero lo interesante de Kabi no es que no tenga nada de pudor a la hora de escribir sobre ella, hay innumerables artistas que han admitido cosas muy vergonzosas en su novelas; Spiegelman admitió sentir resentimiento hacia su madre por haberse suicidado; Zero en cada uno de sus cómics admite que es un puto egocéntrico; Marjane contó en Persepolis la vez que intento suicidarse y su periodo turbio en la universidad, y ni sus padres sabían hasta el momento nada de lo que escribió; y Peter Bagge muestra siempre lo gilipollas que es, y es muy odioso, lo digo en serio.

Lo increíble de Kabi es el cómo usa sus cómics para reflexionar. Ella no solo representa el dolor que siente: medita sobre él para mejorar como persona, y no se encierra en sus pensamientos. De vez en cuando se puede ver como menciona el feedback que recibe de seguidores suyos y ya ha ocurrido más de una vez que en medio de un tomo cambie de opinión de forma radical por algo que le ha contado un fan o un amigo. Hay una humildad en ella que se separa del típico ego de los escritores y me fascina, ya que es la misma razón por la que ella logra avanzar tanto en la vida. Y eso es lo mejor de Kabi, que de verdad madura, en cada manga se la nota mejor. Literalmente, el último que escribió se llama Mi páncreas se rompió, pero mi vida ha mejorado (2023). De hecho, diría que el momento que más fuerte pega de su bibliografía es el inicio de Guerrera errante, en el que solo se pone a hablar de cómo ha comprado unas plantas para su piso en el que se siente cómoda, y esto es muy bonito, sobre todo cuando te has leído todo Diario de intercambio conmigo misma y has sufrido con ella la odisea que padeció para al fin estar bien en un piso alejada de sus padres, y sentirse independiente. Sé que tarde o temprano dejaremos de tener nuevos mangas de ella, porque si sigue así se que llegará al punto en el que no tenga más problemas sobre los que escribir, y al final logrará su merecido final feliz.




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