Un pedacito de la vida de Héctor Antón en 2 historias


Es prácticamente imposible para mí explicar todas las obras que han marcado mi vida sin redactar una biblia: sería como intentar escribir todos los componentes que conforman mi ADN en una hoja, como digo imposible, pero bueno, intentaré mínimo hablar de  2 de las historias que más me han influido.


Me encantan los dibujos animados desde que era muy niño. Obviamente ha ido evolucionando mi gusto en estos y por ejemplo series como Patoaventuras (1987) ya no las soporto (lo siento mini Héctor, te he fallado), pero siempre ha habido una serie animada que me encanta, ya sea en mi época edgy, cuando iba a primero de la ESO, con animaciones “para adultos” como South Park, o actualmente con series no tan explícitas, pero que sí considero más maduras como Infinity Train. Creo que la animación es un medio que ha ido creciendo conmigo, y diría que Cartoon Network tiene las mejores series y las que más me han marcado, pero he de admitir que para mí la más importante de este medio no es de esta cadena, sino que es de Disney: hablo por supuesto de Gravity Falls (2012). 



Esta serie fue una locura para mí de niño, ya que junto a Steven Universe (2013), esta serie despertó mi lado conspiranoico. Por si no la has visto, la cosa especial que tiene Gravity Falls es que es un juego de detectives: durante toda la serie hay códigos secretos, pistas sueltas, misterios, y demás cosas que sirven para teorizar sobre la serie, y esto a mi yo de 8 años le encantó, de tal forma que a mis 19 años sigo sumando cosas a mi pared de corcho con hilos rojos, y lo mejor de todo es que las conclusiones de estos enigmas que dejaba la serie siempre eran muy satisfactorias. En una ocasión incluso llegó a haber una yincana en el mundo real para resolver una incógnita que dejaba la serie. A parte del tema conspiranoico, la serie destacaba por su comedia estúpida, por momentos ácida, y que yo me apropie por completo y a día de hoy es la que suelo hacer yo. Sus personajes no se quedan atrás. Solo hay uno que el final lo arruina un poco, pero el resto son geniales. Dipper es literalmente yo, "soy ese" a varios niveles.


La otra historia de la que quiero hablar es Scott Pilgrim (2004.). No tengo espacio para comentar todo acerca de lo que quiero hablar de ella, pero sí que quiero dejar claro por qué siento que de verdad me cambio, ya que otras obras pueden haberme influido de una u otra forma, pero creo que sin esta yo hubiera acabado siendo una persona mucho peor.



Cuando leí por primera vez Scott Pilgrim yo iba a segundo de la ESO, y en pocas palabras era un gilipollas. No voy a entrar en detalle acerca de cómo era ya que no soy fan de ponerme personal en esta clase de trabajos, pero digamos que si tuviera delante a mi yo de 14 años le daría una paliza. Me empecé a leer este cómic, principalmente porque su estilo de dibujo y su comedia me llamaban la atención. Conforme iba leyendo, estas cosas me empezaron a importar menos y me fijaba más en los personajes, ya que estaban muy bien escritos. Eran muy carismáticos y parecían casi reales, además de que les veía cierta profundidad, sobre todo a Scott, del cual me encariñe mucho, eso hasta que llegué a los dos últimos tomos y mi perspectiva cambió para mal. No quiero describir lo que ocurre porque creo que es una de esas cosas que merece la pena leerlas por uno mismo, pero esa pelea interna que tiene Scott para darse cuenta de que es un capullo me hizo darme cuenta de que quizá yo también tenía que replantearme unas cosas, que quizá debería tener algo más de empatía si no quería acabar siendo una mala persona, y que a lo mejor un poco de introspección no me vendría mal de vez en cuando, al menos para evitar acabar como el gilipollas de Scott. Sé que suena a tontería, pero creo que a partir de ahí empecé a cambiar a mejor al menos en mi relación con el resto de personas, y cuando veía que había cometido un error, recordar todo el camino que hizo Scott para intentar ser mejor me motivaba a avanzar y solucionarlo, y aun a día de hoy lo hace.


Sé que a lo mejor resumir mi biografía a dos obras es poco, y es cierto. No he hablado de ningún videojuego ni película y eso me duele muchísimo, pero creo que me sentiría peor al nombrar cosas que significan tanto para mí sin siquiera explicar un mínimo del porqué. el sobreexplicarme es una parte intrínseca de mí, pero bueno, aquí al menos tenéis un poco de Héctor.



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